Estas empanadas combinan lo rústico del chorizo con el cuidado de una masa casera bien hecha. El secreto está en no apurarse: un sofrito a fuego medio, una masa que repose, y un buen sellado hacen toda la diferencia. No es una receta difícil, pero sí agradece la atención al detalle. Y como toda empanada: mejor si se comparte.