El limón puede reaccionar con la leche o el yogur si no están bien integrados, por eso es recomendable mezclar los líquidos primero antes de añadir los secos. Si deseas un sabor más intenso, puedes añadir ralladura de un segundo limón, pero sin llegar a la parte blanca para evitar amargor. Para conservar la frescura, guárdalos en un recipiente hermético y consúmelos en un máximo de tres días.